Creo que todos tenemos ídolos de
pequeños. Solemos elegir deportistas, cantantes, actores,.. normalmente por su
éxito, físico u otros motivos. A medida que nos hacemos mayores, dejamos de
tenerlos, quizás porque vemos en ellos que tienen los mismos defectos que
nosotros, quizás porque perdemos la ilusión que tenemos de pequeños. Ya en un
artículo anterior hable de la influencia de los modelos que tomamos como referentes
Si yo tuviera que citar a mi ídolo
sería el baloncestista Drazen Petrovic. Puede que por haber muerto joven, siga
manteniéndolo como un ídolo, o quizás porque me fuera fijando poco a poco en
otros valores como puede ser el trabajo, la constancia, la lucha aunque se
tenga un talento superior a otros,.. Por ello y porque hoy hace 20 años que
murió, me voy a salir un poco de la temática habitual del blog y dedicarle esta
entrada a modo de homenaje.
Pongámonos un poco en situación.
Son los años 80. Aunque hace poco de ello, había cosas muy distintas. No
conocíamos internet, por lo que las noticias e información mediante imágenes la
recibíamos únicamente por televisión, en la cual solo había 2 canales. Las
repúblicas Yugoslavas y Soviéticas no se habían independizado, por lo que
formaban 2 países.
A nivel de baloncesto, no existía
la Euroliga, por lo que a la Copa de Europa solo acudía el campeón de cada país
y permitía que las segundas competiciones (Recopa para los campeones de copa y
Copa Korac para los mejor clasificados en las ligas) tuvieran buen nivel y
fueran retransmitidas por televisión. La NBA era otra galaxia. Solo nos
llegaban noticias cuando terminaba la liga e informaban del campeón. Poco a
poco pudimos ir viendo un partido semanal la noche de los viernes, en un
programa llamado cerca de las estrellas, bien denominado, pues sus jugadores
nos parecían de otra galaxia, muy distinto a los de ahora, cuando su liga está
formada por jugadores de muchos países.
Las grandes potencias en Europa
eran la URSS y Yugoslavia. A principios de los 80 la generación Yugoslava que
había logrado grandes resultados en los 70 empezaba a envejecer. Pero poco a
poco nos llegaban imágenes de un joven espigado, con una gran mata de pelo
rizado y que generaría, con su equipo la Cibona de Zagreb, una gran rivalidad
con el Real Madrid.
En la temporada 85-86 se verían
el Real Madrid y la Cibona en la fase de grupos de la Copa de Europa. En 2
partidos: 79 puntos de Petrovic. Para colmo, se vieron en la final disputada en
Atenas. Allí el genio de Sibenik anoto 36 puntos para proclamarse con su equipo
campeón de Europa. Sus canastas, sus botes entre las piernas y su puño en alta
al volver a su canasta tras anotar, desquiciaron a sus rivales (Iturriaga, Del
Corral,..). Empezaba a ser el enemigo público número 1 del madridismo.
Un año más tarde volvería a
proclamarse campeón de Europa, esta vez ante el otro gran jugador europeo de
aquella época: Arvidas Sabonis y su Zalgiris de Kaunas. Petrovic no haría un
buen partido, pero su actitud en la cancha haría levantar las iras de los
lituanos.
Estaba claro que la liga
Yugoslava se le quedaba pequeña a nuestro Mozart y su marcha a un equipo con un
mejor contrato en lo económico estaba al llegar. Todo apuntaba a que sería el
FC Barcelona, para desgracia madridista. Pero salto la sorpresa y el Real
Madrid pensó que si no podía con el enemigo mejor unirse a él, y así lo hizo. En
el verano de 1988 Petrovic llegaba a la liga española para jugar en el equipo
blanco. De odiado a ser el ídolo de la afición… durante 1 año.
Posiblemente el primer partido
importante con el Madrid fue contra los Boston Celtics. Llegaron a Madrid los
Boston como auténticas estrellas. Como he comentado, la NBA era otro mundo. Hoy
en día la visita de equipos de la NBA ya se ve como algo corriente, pero por
entonces no era habitual. El único enfrentamiento que podíamos ver era el
recientemente creado Open McDonald’s donde se enfrentaban clubes europeos como
uno de la NBA. Los Boston llegaban como estrellas del rock, recibidos en la
Zarzuela,… Y el Madrid no desentonó en
un Palacio abarrotado.
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Llegó la final de la liga y la
eliminatoria contra el Barcelona llegaría al 5º partido del que ya se ha
hablado mucho: El Barça gana la liga de Petrovic, el colegiado Neyro como
protagonista, el Real Madrid terminando el partido con 4 jugadores,…
El verano fue complicado.
Petrovic quería salir y buscar mayores metas: la NBA. Como ya dije, era otro
mundo y los jugadores de fuera de Estados Unidos tenían un protagonismo
marginal. Tras muchas tiranteces y paso por los tribunales, Drazen logró la
libertad y firmó por los Portland Trail Blazers. Siguió entrenando duro. A
pesar de ser tan bueno, el mejor en Europa, cada día era el que más trabajaba
en cualquiera de sus equipos. “Solo Rodman era tan trabajador como Petrovic”
dijo Chuck Daly, que sería su último
entrenador en la NBA y que dirigiría el equipo USA en los juegos de
Barcelona. A esto añadió trabajo en el gimnasio, imprescindible para
enfrentarse a los “monstruos” de la NBA. Pero no consiguió hacerse hueco en
Portland. En su puesto estaba un jugador importante Clyde Drexler que formaría
parte del Dream Team unos años más tarde.
Pero llegó su momento. A mediados de la temporada 90-91 fue traspasado a New
Jersey Nets. Posiblemente un paso atrás pues era un equipo con menos
aspiraciones deportivas pero en la que tenía menos competencia. Y empezó a
demostrar que tenía un hueco entre los mejores consiguiendo una media de 20
puntos por partido.
En los veranos el Mozart del
baloncesto dominaba con Yugoslavia el baloncesto de selección. En el mundial
del 90 se vería una de las mejores selecciones de baloncesto, dominando el
campeonato y ganando claramente en semifinales a los universitarios americanos
y en la final a la URSS. Llegó la independencia de su querida Croacia y en los
juegos de Barcelona conseguirían la medalla de plata intentando plantar cara
al, en mi opinión, mejor equipo de baloncesto de la historia, el verdadero
Dream Team. Drazen demostraría que el también era un grande de la canasta.
En la temporada 92-93 aspiraba a
jugar el All Star de la NBA, partido en el que juegan los mejores jugadores,
seleccionados por aficionados y entrenadores. Hasta entonces ningún europeo lo
había logrado, algo que ahora es habitual. Pero no lo logró y un alemán formado
en Estados Unidos, Detlef Schrempf, sería el primer europeo. Una decepción para
nuestro genio y sus aficionados. Con los Nets conseguía llegar a play off y
entraría en el 3er mejor quinteto de la NBA.
Ese verano quedaba libre. ¿Dónde
jugaría? ¿Continuaría en la NBA para seguir demostrando que tenía un hueco
entre los más grandes o volvería a Europa donde los griegos parece que le
bañarían en dracmas?
Su selección tenía ese verano una
cita en Alemania, el Europeo para conseguir la primera medalla de oro para su
joven selección. Tras los partidos de clasificación, su equipo cogía un vuelo para descansar un par de días en su país
pero el decidió ir por carretera a Alemania con una amiga. Y llego el fatídico día, hoy
hace 20 años. Una carretera mojada, un
camión, un accidente truncaron su vida cuando solo tenía 28 años ¿hasta donde hubiera llegado? Creo que siempre recordaré ese día y como me enteré de
la noticia en la Instituto.
Quizás Petrovic esté allí arriba,
jugando al baloncesto que era lo que más le gustaba, soñando con ser el mejor y trabajando.
Puede que se encontrase con Fernando Martín e hicieran las paces, aunque en los
partidos quieran siempre ganar, uno frente el otro y ser el líder y el mejor.
A nosotros nos quedará su
trabajo, sus ganas por mejorar, el enseñarnos que aunque seas bueno o el mejor,
o uno más, siempre hay que trabajar, mejorar, aspirar a hacerlo cada día un poquito mejor para poder conseguir tus objetivos. Sus defectos, los
olvidaremos.
Solamente me queda por decir: Gracias por los recuerdos.