Curiosamente, entre la anterior
entrada en la que se habló en cierta forma de la política estadounidense y esta
que empiezo ahora se han producido las elecciones norteamericanas. Alguno
pensará que no tan curiosamente ya que el subconsciente o la forma de ser
influenciados hizo que, una entrada que rondaba desde hace tiempo en mi cabeza,
fuera publicada en ese preciso momento.
Dejando aparte los estímulos de
la mente, el miércoles por la mañana escuché mientras iba al trabajo los
discursos de ambos candidatos, tanto el de Rommey
de derrota como el de victoria de Barack Obama.
Lo primero que me llamó la atención
según los escuchaba es la importancia que dieron a la enseñanza y formación de
los niños y jóvenes para salir de la situación en la que nos encontramos. Tras
los múltiples agradecimientos es lo primero que citaron.
Después, según avanzaba el más
extenso del presidente, me quedaba admirado y sorprendido al pensar en la
política de aquí ¿Por qué los equipos que escriben discursos aquí no logran
construir ninguno parecido? ¿Por qué los presidentes o políticos en general
aquí no logran transmitir verbalmente lo mismo que Obama? Quizás sea algo
excepcional. Tampoco creo que Bush transmitiera mucho, aunque si quizás Clinton.
Esto quedaría así, pero un par de
días después, estudiando me encontré con la siguiente frase “Wagensberg
(2008), director del Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa, planteaba
montar una asignatura dedicada a la conversación” y mi cerebro me trajo el
discurso antes citado (no deja de sorprenderme el cerebro). ¿Sabemos
expresarnos oralmente? ¿Sabemos transmitir nuestras ideas cuando hablamos?
¿Enseñamos a los niños a expresarse y argumentar verbalmente?
La evaluación suele ser escrita
prácticamente el 100% de las veces. En la clase se suele preguntar y pedir la
respuesta de los alumnos, pero se suele preferir que se entreguen trabajos por
escrito. Y curiosamente la comunicación oral será muy importante en nuestra
vida. En nuestro trabajo debemos comunicarnos y transmitir verbalmente a
nuestros jefes, compañeros, personas a nuestro cargo, clientes,… Y esto no solo
implica el habla, sino la inmediatez de la respuesta. Cuando escribimos podemos
muchas veces pararnos a pensar, borrar antes de hacerlo definitivo. Con la
comunicación verbal esto no ocurre. Aunque llevemos en nuestra mente un
discurso, no sale completamente como lo hemos podido ensayar. Además las
respuestas o preguntas nos hacen tener que pensar y actuar de una manera
inmediata.
Cierto es que es muy difícil añadir
una asignatura más. Si fuésemos añadiendo todo lo que cada uno piensa que es
importante, necesitaríamos que los alumnos estuviesen 24 horas en clase. Pero
si podemos incluirlo en cada asignatura. Darle la importancia de esta forma de
comunicarnos, y aprender a ser capaces de responder rápidamente, argumentando
correctamente y sabiendo dar réplicas y contrarréplicas a otras ideas que se
nos planteen.
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