A lo largo de la historia se han
vivido unas cuantas crisis económicas. Desde las más conocidas como son las de
los tulipanes hasta la que vivimos en la actualidad y tuvo su estallido en 2008, las ha habido con
mayores o menores consecuencias. Si buscamos puntos en común en ellas podemos
citar, siguiendo a Galbraith, los siguientes:
-
Extrema fragilidad de la memoria en asuntos financieros.
A pesar de haber vivido ya varias y haberse escrito sobre ellas, se siguen
repitiendo. Como dice el dicho “el hombre es el único animal que tropieza dos
veces en la misma piedra”
-
Engañosa asociación de dinero e inteligencia. El
que tiene más dinero, recibe más ingresos o bonos por sus actividades
económicas, no significa que este asociada a un genio especial.
-
Creencia de que hay algo nuevo en el mundo. Esto
nuevo puede ser muy diverso: desde unos simples bulbos de tulipán a las
acciones de unas compañías dedicadas al comercio por internet.
-
Una deuda que se vuelve peligrosamente
desproporcionada con respecto a los medios de pago subyacentes.
-
Ausencia de cualquier rasgo que se asemeje a una
innovación.
-
Al día siguiente de la especulación, la realidad
es ignorada casi por completo.
Esto fue indicado por el
economista de Origen canadiense en 1991. ¿Se cumplieron también estos puntos en
la feroz crisis que vivimos y que estalló en 2008? Examinemos como fue
fraguando tomando como hilo el relato de la misma que se realiza en el
documental Inside Job.
Tras la crisis del 29, el mercado
estaba copado en Estados Unidos por bancos pequeños y una gran regulación. Con
el crecimiento económico en la década de los 80 se inició poco a poco la
desregulación del sistema financiero, centrándose el mercado en pocas y grandes
entidades y produciéndose una relación entre las firmas financieras y las que
llevaban productos de inversión. Se fueron creando productos derivados, facilitándose
su evolución por la desregulación y el avance de las tecnologías, utilizándose los
mismos como forma de apostar en el mercado. Las pocas resistencias a la
desregulación fueron vencidas por los bancos. Personalidades como Greenspan
(presidente de la Reserva Federal) indicaba que “la regulación de transacciones
de derivados que son negociadas en privado por profesionales es innecesaria”. Por
lo que la regulación fue rechazada por el gobierno de Clinton y el senado.
En el terreno de los préstamos
para viviendas (hipotecario) pasamos de un sistema viejo en el que el dueño
pagaba su hipoteca y el dinero iba a su prestamista local (por lo que debía
tener cuidado de a quien se lo daba y en que condiciones) a un nuevo sistema.
¿Y cómo es este nuevo sistema? En esta creación el prestamista vendía las
hipotecas a bancos de inversión. Los bancos de inversión combinaban hipotecas y
otros préstamos (de coches, de estudiantes, tarjetas de crédito,…) para crear
derivados complejos llamados “Obligaciones de deuda Colateral” (CDO) Los bancos
de inversión les vendían los CDO a inversores. Ahora en el pago de la hipoteca
el dinero iba a inversionistas de todo el mundo.
Por otro lado los bancos de
inversión pagaban a las agencias calificadoras por evaluar los CDO y muchos
recibieron la máxima calificación (AAA). Los CDO se volvieron populares como
fondos de retiro que solo podían comprar valores de alta calificación por
entenderse que eran seguros.
Este sistema era una bomba. A los
prestamistas no les importaba si el deudor podía pagar por lo que empezaron a
correr más riesgos. A los bancos tampoco les importaba. Contra más CDO vendían,
más beneficios tenían. Y las agencias de calificación, pagadas por los bancos
de inversión, no tenían responsabilidad si la calificación estaba equivocada.
De 2000 a 2003 los préstamos
hipotecarios anuales se cuadriplicaron. Los bancos prefirieron estos préstamos
subprime (de alto riesgo) por sus altos beneficios, lo que hizo aumentar los
préstamos abusivos, dándose préstamos con altos tipos a prestatarios que no
podrían pagarlos.
Los préstamos aumentaron, se
podían conseguir más hipotecas, aumentaba el precio de la vivienda, y vuelta a
empezar.
Todo esto hizo que los beneficios
de los directivos de estas entidades se multiplicaran y se volvieran
escandalosas. Pero los beneficios de las sociedades no eran reales.
La banca de inversión pidió más
dinero prestado para comprar más préstamos y crear más CDO. El ratio entre
dinero prestado el que tiene el banco se llama apalancamiento. Y este iba en
aumento y se permitió por parte del gobierno un mayor apalancamiento con el
riesgo que ello conlleva.
Además a todo esto se unió AIG,
la mayor aseguradora, que estaba vendiendo seguros de impago de Deudas (CDS)
para los inversores que tenían CDO. Un inversor que compraba un CDS pagaba una
prima trimestral. Si el CDO perdía valor AIG prometía pagar las pérdidas. Pero
a diferencia de un seguro normal los especuladores podían comprar seguros de
impago de deuda para apostar contra CDO que no poseían. Por tanto varias
personas podían asegurar un mismo “bien”. Al no haber regulación AIG no tuvo
que aportar dinero (realizar reservas) para cubrir posibles pérdidas. Por el
contrario se premiaba a los que vendían esos CDO.
Estos beneficios a corto plazo
crearon un gran riesgo a largo plazo. En 2007 un artículo ya indicaba que un
tercio de las hipotecas estaban en mora.
En 2006 Goldman vendía CDO y los
recomendaba a sus clientes y a la vez apostaba contra ellos. Comprando seguros
de impago de deuda a AG, Goldman podía apostar contra CDO que no eran suyos
sino de sus clientes y cobrar cuando perdían valor. También Morgan Stanley
apostaba contra el colapso de AIG y yendo contra sus propios clientes. Y las
agencias de calificación cuadruplicaron beneficios con sus calificaciones.
En 2008 los prestamistas ya no
podían vender sus préstamos, y decenas de prestamistas quebraron. El mercado de
CDO colapso y los bancos de inversión quedaron con millones de dólares en
préstamos, CDO y propiedades que no podían vender. La Reserva Federal adquirió
algunas entidades en colapso. Lehman anunció sus millonarias pérdidas y origino
su caída.
El 12 de Septiembre Lehman se
quedó sin efectivo y la industria de inversión se hunde. Peligra la estabilidad
financiera. Merrill Lynch también quiebra. Con estas quiebras las transacciones
se detuvieron. Los fondos de cobertura descubrieron que no podían recuperar sus
activos. Los negocios pararon. AIG debía 13.000.000.000 dólares en seguros de
impago. No había dinero y el gobierno controla AIG y tiene que dar millones a
los bancos para evitar el colapso financiero. El sistema se congeló. A pesar
del rescate la recesión con desempleo y pérdidas de vivienda se extiende
globalmente.
Hasta aquí el relato de esta
crisis. Si nos vamos a los 6 puntos que identificaban las anteriores crisis
vemos que en la última se cumplen punto por punto. Y si oímos que el nuevo
responsable del tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, indica que quiere desmontar la ley Dodd-Frank creada por Obama para regular las grandes entidades financieras, vemos que nuestra memoria es corta.
Fuentes utilizadas:
-
Galbraith, John Kenneth “Breve historia de la
Euforia Financiera”
-
Documental Inside Job, dirigido por Charles
Ferguson en 2010
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