Durante estos días, se ha estado
recordando con motivo de su 50 aniversario, el discurso que pronunció MartinLuther King al final de la marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad y conocido
como “Tengo un sueño”.
Lo que siempre me asombra de la situación relatada por Luther King en su
discurso y de situaciones como la de Rosa Parks, mujer negra que se negó a
ceder su asiento en un autobús público en 1955, es su cercanía a nuestros días. Era la segunda mitad del siglo XX y la segregación
racial era común en un país como Estados Unidos.
Por suerte se ha avanzado en los
derechos de las personas. Como en todo, la educación, los valores y el conocer
estas situaciones, pueden ayudar a superarlo, mejorar y no repetirlo. Una
acción que muchas veces se ha considerado para exponer estos momentos
históricos, dialogar sobre ellos y conocer distintos puntos de vista, es el
visionado de películas. Por ello hoy quiero hablar de una película muy
utilizada para hablar del racismo y que además está considerada como una de las
grandes del cine: “Matar a un ruiseñor” (To kill a Mockingbird) de Robert
Mulligan.
fotograma de la película "Matar a un Ruiseñor"
La cinta es de 1962, solo un año
antes del discurso citado, y sitúa la acción en Alabama durante los años 30.
Está basada en la novela homónima escrita por Harper Lee en 1960 y ganadora del
premio Pulitzer. En la película, Atticus
Finch (Gregory Peck) es un abogado blanco que defiende a un ciudadano negro
acusado de violar y agredir a una mujer blanca. Aunque quizás los verdaderos
protagonistas (o cuanto menos coprotagonistas) sean sus dos hijos Jem (Philip
Alford) y Scout (Mary Bradham). Desde sus ojos vamos viendo la vida en este
pueblo, los prejuicios a los que se tienen que enfrentar en el colegio por
defender su padre a un hombre negro, y las conversaciones que tienen con
Atticus, quién está considerado por los estadounidenses como el más grande héroe americano de su
cine. Su integridad y los valores que quiere transmitir a sus hijos,
seguramente sea lo que le hace merecedor de tal honorífico galardón.
Pero no solo por lo anterior
merece la pena verla. Las interpretaciones (como siempre, se recomienda su versión original), los diálogos y su guión, son argumentos suficientes para pasar
dos horas disfrutando de un clásico del cine.
Os invito a dejar vuestros
comentarios sobre la película o dejar títulos de temática similar.
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