Social Icons

sábado, 3 de abril de 2021

TEORÍA DEL PRECIO. EL AGUA Y LOS DIAMANTES

 El motivo por el que algunos bienes tienen un precio muy alto comparado con bienes esenciales cuyo precio es pequeño, ha sido motivo de análisis de muchos economistas. Es la paradoja de los diamantes y el agua. ¿Como ha ido evolucionando la teoría?



Si nos remontamos a Cantillón (1680-1734) y los fisiocráticos, indican que en una sociedad ordenada el precio del mercado no se alejará mucho del precio normal. Este precio normal es una medida  de tierra y trabajo. 

Refleja la cantidad de tierra utilizada para producir una cosa, más la cantidad de tierra cuyo producto ha sido asignado al trabajador que ha producido dicho bien.


Turgot (1727-1781) indica que todas las valoraciones son subjetivas y relativas, no son fijas, cambian siguiendo las variaciones de los deseos del hombre. El precio del mercado está “a mitad de camino entre los diferentes ofrecimientos y las diferentes peticiones”


Quesnay (1694-1774) habla del bon prix, situado entre el precio de producción y un precio demasiado alto que constituye una carga. Distingue ademas entre valor en uso y valor en cambio, el cual no está controlado en ningún momento por la necesidades del hombre.



Adam Smith (1723-1790) ya se preguntaba porque los diamantes “la mayor de todas las superfluidades” eran sumamente caros. Dejo de lado el valor de uso y preconizo un valor de cambio que se conocería como “teoría del valor trabajo”. 


“El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee, equivale a la cantidad de trabajo que con él puede comprar o encargar. En consecuencia, el trabajo es la medida real del valor de cambio de todos los bienes”


David Ricardo (1772-1823) Entre los factores que determinan el valor o precio de un producto, cree que el primero es la utilidad “si una mercancía no fuera útil en absoluto, carecería también de valor de cambio" Una vez establecida la necesidad de los productos, advierte que su valor proviene de la escasez o de la cantidad de trabajo necesaria para obtenerlos” El valor de cambio tiene 3 contribuyentes: utilidad, escasez y trabajo.


Auguste Walras (1801-1866) , padre de Leon Walras, al coste le agregó la utilidad o provecho. En su opinión todo producto para que sea valioso, necesitaba también ser escaso, posee lo que llamó la rareté.


Y llegamos a un punto importante. Jevons (1835-1882) , Menger (1840-1921) y Bates Clark (1847-1938) ya introdujeron lo que posteriormente en economía se llamaría la utilidad marginal. Lo que da valor a un producto no es la satisfacción total, proporcionada por su posesión o uso, sino la insatisfacción o goce de la utilidad procedente de la última y menos deseada adición al consumo de un individuo dado.


El agua, al revés de los diamantes, es muy abundante y el último vaso tiene muy poca o ninguna utilidad. En cambio, en el desierto, su utilidad puede ser altísima.

Esto explica la demanda y su curva descendente. 





Jevons la llamó “grado final de utilidad”. Menger definiría a los bienes como cosas útiles. El valor no es una cualidad inherente a los bienes sino algo que se le imputa.

Al igual que Jevons no asigna lugar alguno al coste de producción como determinante del valor. Los costes son ya cosas el pasado y no tienen razón de ser en el presente. “Que el diamante sea encontrado accidentalmente o se obtenga en una mina de diamantes con el empleo de un millar días de trabajo, nada tiene que ver con su valor”


Esto es corregido por Alfred Marshall (1842-1924) que coordinó al coste de producción con la utilidad, como determinantes del valor. Marshall su principal interés fue el equilibrio particular de la empresa y la industria. Por el lado de la oferta, tendríamos una situación bastante similar con los costes y sus costes crecientes. Esto origina una curva creciente de oferta. En el punto de intersección se encuentra el precio.

Este equilibrio lo estableció a finales del s XIX las enseñanzas de Marshall.



Como resumen, podemos decir que un bien inmensamente valioso como el agua se vende por casi nada porque sus últimas gotas valen casi nadie. O citando no a un economista, sino al poeta Antonio Machado “Solo el necio confunde valor con precio”


19º Bibliografía: Galbraith, J.K. Historia de la Economía. Ariel Sociedad Económica 1998

                           Spiegel, H.W., El desarrollo del pensamiento económico. Omega. 1986

                           Samuelson y Nordhaus, Economía, McGrawHIll, 18ª Edición






















No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

Blogger news

Blogroll