El próximo día 23 de Abril se
celebra en muchas ciudades el día del libro, y en Cataluña Sant Jordi, donde se
intercambian rosas y libros. Poco a poco en muchas ciudades se va extendiendo
la costumbre de comprar y regalar algún libro este día. Puede parecer una nueva
moda de carácter comercial, pero sí de esta forma alguien recibe un libro, lo
lee, se anima a leer otro o por lo menos al año siguiente vuelve a leer un
libro, pues bienvenida sea.
Desde aquí me animo a hacer
alguna recomendación. No voy a ser muy original, pues seguro que la mayoría conocéis
los libros que mencionaré, pero si alguien no los ha leído les animo a ello.
Para los que quieran sonreír leyendo.
Mi favorito para arrancarme
alguna sonrisa con sus libros es Eduardo
Mendoza. Aquí podría recomendar ver que piensa un marciano de nuestro
planeta (Sin noticias de Gurb) o
conocer Nazaret en el siglo I de nuestra era (el asombroso viaje de Pomponio Flato). Pero me quedaré con su
detective sin nombre y de sus cuatro novelas con Las aventuras del tocador de señoras. Nuestro protagonista, que
solo quiere estar en su peluquería y beber Pepsi, se ve envuelto en un nuevo
caso, adentrándonos en una caricaturizada pero quizás muy realista Barcelona,
sus calles, sus políticos y demás personajes urbanos. Risas aseguradas.
Para los que quieran leer un clásico
Mi recomendación es Rayuela de Julio Cortázar. Porque
recientemente se ha cumplido 50 años de su publicación. Porque hay pocas cosas
mejores que perseguir a la Maga un día de lluvia por Paris. Porque admite
múltiples lecturas. Porque suena a jazz, a Bessie Smith, a Louis Armstrong, a
Duke Ellington. Porque puedes leer un capítulo suelto para disfrutar del sonido
de las palabras, de la belleza de la escritura.
Para los amantes de las novelas de detectives
No, no voy a nombrar a ningún
escritor nórdico, con sus apellidos llenos de consonantes y letras extrañas. En
este género, me quedo con la novela mediterránea. Pienso en Andrea Camalieri y su inspector
Montalbano, Donna Leon y recorrer
Venecia con el comisario Brunetti, Petros
Markaris y la caótica Grecia, o en Vázquez-Montalbán
y las calles de Barcelona. Pero seleccionaré a Georges Simenon y su comisario Maigret. Son novelas más cortas de
las que hoy en día habitualmente nos encontramos en este género, pero muy bien
escritas y con grandes personajes. Perseguir al sospechoso por Paris, sentarse
durante horas en un bar con un calvados entre manos viendo las entradas y
salidas, ponerse en sus zapatos, en
resumen, una delicia para los amantes de las novelas clásicas de este género. Y
hay más de 100 casos donde elegir.
Para los viajeros
En los libros de viajes busco no
solo que me enseñen como es hoy en día una ciudad o un país. Lo bueno es que te
hablen de su historia, de los personajes que lo habitaron o recorrieron, de
cómo se ha llegado a su situación actual y entender su cultura e historia. Y
esto lo muestra perfectamente Javier
Reverte. Podemos descubrir África o América pero recomendaré Corazón de Ulises, donde recorremos el
Mediterráneo adentrándonos en Grecia, Turquía y Egipto siguiendo los pasos de
Ulises. Una vez terminado lo siguiente que deseas leer está claro: La Odisea. O
conocer más sobre la mitología Griega.
Para los amantes del teatro
No soy gran lector de este
género, pero lo introduzco para aprovechar y recomendar una obra de Federico García Lorca. Valdría
cualquiera, pero destacaré La casa de
Bernarda Alba. Conocer las costumbres de principios de siglo XX, notar el
agobio, el calor, la opresión de esa casa donde conviven Bernarda y sus 5
hijas. Una lectura obligatoria para todos.
Para los amantes de la poesía
No sé si será cierto o serán
motivos comerciales o el deseo de sus fans. Pero cada cierto tiempo suena como
candidato al Nobel de Literatura Bob
Dylan. Creo que el escribir canciones es en ciertos casos escribir poesía
(muchas veces no, ejemplos tenemos cientos). Pero desde mi punto de vista, uno
de los grandes en este género del siglo XX es este cantante. Por ello
recomiendo el libro Bob Dylan 1962-2001
Letras, donde podemos leer las letras de sus canciones en inglés y la
traducción al castellano por parte de Miguel Izquierdo y José Moreno y
numerosas notas para entender su obra. Disfrutar con The times They are a-changin, Like a Rolling
Stone o Blowing in the wind creo que si es leer poesía. Además, es una excusa
perfecta para acabar con música.
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